Crónica de la Feria del Libro de Madrid 2017

   Un año más, el parque de El Retiro se ha llenado de libros, lectores y escritores para celebrar la 72 edición de la Feria del Libro de Madrid (FLM), con Portugal como país invitado. Como periodista que soy, empiezo esta crónica con los datos más significativos, según el balance que la organización ha facilitado a los medios. Las ventas han alcanzado los 8,8 millones de euros, lo que supone un incremento porcentual en torno al 8% con respecto al año pasado. Respecto a los visitantes, destacó la presencia femenina (66% mujeres frente al 34% de hombres). El perfil del público correspondía al segmento de edades comprendidas entre los 24 y 50 años (57%). Cabe destacar, además, que un 20% de los visitantes de la Feria procedían de ciudades de fuera de la Comunidad de Madrid, lo que consolida a la FLM como uno de los eventos impulsores del turismo cultural de la capital. Un 85% de los encuestados aseguró haber visitado anteriormente la FLM, mientras que para un 15%, esta de 2017 ha sido su primera Feria. Un 52% dedicó una media de entre dos y cuatro horas a recorrer el Paseo de Coches, mientras que un 21% permaneció en la Feria más de cuatro horas. El 55% del público asistente afirmó haber gastado entre 20 y 50 euros; el 27%, entre 50 y 100 euros, y el 10%, más de 100 euros.
   En esta edición no he tenido firma oficial puesto que mi última obra, En el fin de la Tierra, decidí publicarla en Amazon como autora independiente, sin respaldo editorial. No obstante, he pasado varias tardes en la Feria y he tenido el placer de firmar algún ejemplar de mi segunda novela, Ellas y el sexo, a la venta en la caseta 281 del grupo editorial Sial-Pigmalión.
   Mi primer paseo fue junto a mi amiga @emiabbott, periodista especializada en Cultura que preparaba un reportaje sobre escritores que también ejercen de traductores. Visitamos a José Manuel Lechado, traductor de inglés y árabe, que firmaba en la caseta de ediciones Sílex varios ensayos de su autoría y su edición del libro “La Revolución Rusa”, de Vicente Blasco Ibáñez. Después nos dirigimos a la caseta de Visor, donde Emi compró un libro de poemas de su ilustre tocaya Emily Dickinson. El colofón de la tarde lo pusieron un rico helado y nuestra pose "de postureo" para la portada de El País.


   La siguiente visita a la Feria transcurrió en compañía de mi amigo Gabriel Neila, recién llegado de Thailandia, donde ha pasado el último año como profesor de español. Escritor y traductor de la única obra de teatro que Conan Doyle dedicó a su personaje inmortal Sherlock Holmes, Gabriel también realizó unas declaraciones para el reportaje de Emi. Tras la firma de ejemplares de sus libros “La vida en minúsculas” y “Los amores ausentes”, caminábamos por el recinto ferial en busca de una terraza donde aliviar cansancio y sed y nos topamos con la promotora literaria Pepa Muñoz “Locura de Libros”, con la que tuvimos una agradable tertulia (sobre libros, como no podía ser de otra forma). El encuentro quedó inmortalizado en esta imagen.


   ¿Para qué nos vamos a engañar? Con uno de mis libros a la venta en la caseta 281, no me hubiera gustado pasar la Feria sin estrenarme con el boli. El momento llegó con la visita de Nicolás y Mariluz, ambos profesores y grandes lectores, a quienes tuve el placer de dedicar un ejemplar de “Ellas y el sexo”, charlar y compartir gustos literarios al caer la tarde. Esta es nuestra foto-recuerdo del encuentro.

   Entretanto, mi amiga @emiabbott armaba su reportaje y protagonizaba la anécdota de la jornada. Quería empezar el trabajo con unas declaraciones de Javier Marías, maestro entre los escritores-traductores. Se dirigió a la caseta donde firmaba y se encontró con una larga cola de lectores que esperaban la dedicatoria del famoso autor. Pidió permiso a la señora que empezaba la fila y, una vez conseguido, se presentó al escritor y le explicó el motivo de su reportaje. “No tengo inconveniente, pero ahora es imposible. Hay mucha gente esperando mi firma”. “No se preocupe. He pedido la vez, como en la carnicería, y esta amable señora me la ha dado”, le contestó ella. La aludida asintió sonriente y el escritor respondió encantado a las preguntas de la periodista.
   La última tarde que asistí a la Feria cambié el chip de escritora por el de lectora. Compré “Más allá del invierno”, última obra de mi admirada Isabel Allende, y me dispuse a esperar la larga fila para la dedicatoria en compañía de María Loreto Navarro Pacheco, promotora literaria y compatriota de doña Isabel; y nuestra encantadora amiga y ávida lectora Carmen Navas. No voy a negar que el evento nos decepcionó un poco. Debido a la multitud que esperaba a la autora en la carpa, la organización decidió que el encuentro con cada lectora (calculo que el 95% éramos mujeres) no se prolongara más de un segundo: el de estampar su firma en la primera página del libro, sin más palabras ni dedicatorias. Rebelde que es una, no pude evitar saltarme la norma e intercambiar unas frases con la escritora, ante la mirada inquisidora del personal de seguridad. En cualquier caso, celebro haber adquirido el libro. Lo empecé a leer esa misma noche y me tiene entusiasmada. Además coincide con un momento perfecto para disfrutarlo: el proceso creativo de mi nueva novela, que también habla de amores en la madurez y de segundas oportunidades.



   Y vosotros, ¿habéis estado en la Feria del Libro de Madrid? ¿Cuál ha sido vuestra experiencia? Espero vuestros comentarios. Gracias y hasta la próxima, amigos

2 comentarios:

  1. Fantástica crónica, Rocío. Me quedo, entre los datos ofrecidos, con el porcentaje de mujeres frente a hombres que la visitan, ¿querrá decir algo? Estoy seguro.
    No, este año no me he pasado por la feria. Es lo que tiene tenerla tan a mano, que lo vas dejando para el último día y el último día resulta que no puedes. Y me da rabia porque ya tenía preparada mi mesa, mi silla de camping y mi botijo con calimocho fresquito, para colocarme entre dos casetas y firmar mis libros hasta que me echara la policía, ja,ja,ja. Otra vez será. Un abrazo.

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  2. Gracias por comentar, Cándido. En efecto, el porcentaje de mujeres en la Feria ha sido mucho más alto que el de hombres. La respuesta a tu pregunta es sencilla: hay más lectoras que lectores. Una pena que no te hayas animado a montar tu mesa indie; eso es precisamente lo que faltaba en la Feria, un lugar para el encuentro del público con los autores independientes. El año que viene más y, a ser posible, mejor :-)

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