En la noche del viernes 11 de enero, el programa "Equipo de Investigación" de La Sexta emitió un reportaje sobre el doble asesinato de Almonte. Tuve el honor de participar como autora de una novela de no ficción, que todavía no ha sido publicada, acerca del deleznable crimen sin castigo. La emisión ha despertado una oleada de comentarios en las redes sociales, a favor y en contra. Nada sorprendente en un pueblo dividido por la polémica que ha generado el luctuoso suceso.
Mi intervención se grabó hace varios meses. No supe la fecha de su emisión hasta un día antes, y desconocía qué partes de la entrevista que me realizaron iban a ser finalmente incluidas. Pues bien, debo decir que mis palabras debieron molestar a muchos, que se han dedicado a faltarme el respeto con el único fin de desprestigiarme por contar la verdad de lo que viví. Esa verdad que tanto les molestó es la siguiente: algunos miembros del jurado dormitaban durante sesiones tan importantes como las de los forenses y los biólogos del Instituto Nacional de Toxicología. Me debo únicamente a mis lectores y a la verdad, así que ahí van las imágenes que demuestran la certeza de mis palabras.
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En la foto de la izquierda, la sala durante el testimonio de los forenses; al fondo se ve a uno de los jurados dormido. En la imagen de la derecha, un plano detalle del mismo durmiente. |
La misma escena se repitió durante la pericial sobre la llamada "prueba reina" del caso: El ADN, a cargo de los biólogos del Instituto Nacional de Toxicología que analizaron las toallas recogidas de la escena del crimen.
A continuación, algunas capturas de los insultos y faltas de respeto con las que personas que no me conocen han pretendido mimar mi credibilidad. Los que me conocen no lo hubieran hecho. Saben que no tengo amo ni lo he tenido jamás, ni necesito darme a conocer, ni tomo "alprazolan".
Una de las cosas que primero me enseñaron cuando empecé a estudiar Ciencias de la Información fue que el Periodismo debe cumplir dos funciones primordiales: informar y denunciar. Eso es lo que he hecho durante toda mi carrera: contar los hechos y alertar sobre los fallos del sistema. Y, ciertamente, uno de esos fallos es la desprofesionalización. Los jurados populares no deberían juzgar este tipo de crímenes, puesto que no tienen preparación para hacerlo. No me extenderé más: me remito a los hechos y a las imágenes que los prueban. Y desde esa profesionalidad que me ha impulsado a acercarme a la verdad durante más de 30 años de trayectoria, me gustaría aclarar un aspecto abordado erróneamente en el reportaje de la polémica. Vaya por delante mi agradecimiento a "Equipo de Investigación" por haberme invitado a participar en el programa; y mi admiración por atreverse a abordar un tema tan sensible y polémico. Cualquier crítica es positiva siempre que sea rigurosa y no cruce la barrera del respeto. Os invito a disfrutar del espacio completo pinchando en el siguiente enlace:
EQUIPO DE INVESTIGACIÓN
Considero que debo aclarar el error, y lo haré mostrando las pruebas documentales. Es el siguiente:
El ADN desconocido del que hablan no se encontró en la toalla ensangrentada, sino en una alfombrilla de baño. Dicha toalla, nombrada en el informe oficial del Instituto Nacional de Toxicología como H4-IN1, "toalla baño sobre lavabo blanca", fue usada por el asesino para limpiar el cuchillo, tal como se demuestra en el informe ampliatorio de reconstrucción de los hechos. El ADN hallado en la H4-IN1 corresponde únicamente al padre y a la hija en todas las muestras analizadas, como podéis comprobar en la siguiente fotografía de la página 7 del Informe del Instituto Nacional de Toxicología. El desconocido figura en la alfombrilla, nombrada como 12H4-IN3: "mezcla muy compleja compatible con padre y desconocido".
El criminólogo y perito judicial Juan José Hellín, autor del informe de reconstrucción de los hechos, realizó en el Juzgado de Instrucción un examen de la toalla ensangrentada que se halló sobre el lavabo, esa H4-IN1, en presencia de la jueza, la letrada de la Administración de Justicia y todas las partes personadas en el proceso. El análisis arrojó, entre otras, dos conclusiones: las manchas de sangre responden a la limpieza del cuchillo, puesto que quedó la impronta del arma en la toalla; y el asesino llevaba guantes cuando limpió el cuchillo, ya que no dejó vestigios: ni huellas dactilares ni ADN. Los únicos restos biológicos encontrados en dicha toalla pertenecen al padre y a la hija, como se demuestra en la imagen anterior.
Respecto al ADN desconocido, se halló en una alfombrilla de baño situada en el suelo, delante del inodoro. Según el informe oficial del Instituto Nacional de Toxicología, se trata de "un perfil mezcla muy complejo y difícil de valorar (...) mezcla al menos de dos varones y compatible con el padre y un varón desconocido". Lo tenéis en la siguiente imagen.
Queridos lectores: con esta seguridad he trabajado durante las 400 páginas de mi cuarta novela, que será mi estreno en el genero negro de no ficción, ahora conocido como "true crime". Espero vea pronto la luz. Mi deseo: informar y emocionar. A vosotros me debo. Y a todos esos enemigos que parecen haberme salido tras la intervención televisiva, solo les reitero que no admitiré faltas de respeto en mis redes sociales. Si pretenden desautorizarme háganlo en sus perfiles. No entren en el mío. Tampoco se molesten en dejar comentarios anónimos en este blog. Serán automáticamente borrados.
¡Muchas gracias y hasta la próxima!